martes, 18 de agosto de 2009

Noche sin luna.

La noche cae sobre mi cuerpo,
espera sin fin un viejo momento;
tiempo carente de dulce viento,
mimetismo en un cielo crespo.


Quisiera la luna mirar eterna,
entre un laberinto plagado de estrellas,
mas si tan sólo mis ojos mirar pudieran,
más que el vacío que hay en mi pena,
más que los versos de mis mareas;
si sus alas negras a mi le devolvieran.

El frio me robará el último suspirar,
y mi dolor terminará impreso en el final.
Más este instinto de supervivencia animal,
me lleva a un segundo en la orilla del mar.

La noche y el frio, tu fe sin más.
Luna serena, te deseo mirar.
Si tan sólo mis ojos pudieran observar,
algo de esos ojos que volverán jamás.

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