lunes, 9 de noviembre de 2009

Las rosas secas. Escrito y melodía por QueeN Ginevra

sábado, 17 de octubre de 2009

viernes, 9 de octubre de 2009

Balmoral Irlanda


Balmoral, Irlanda

sábado, 22 de agosto de 2009

Nadie, sólo tú. (Alma vampiria)

¿A quién valdría entregar una vida,
por más desvalida, por más inactiva?
¿A quién osaría entregar mi sonrisa,
por más moribunda, por más pasiva?

Sí, el cielo es sólo un nombre terrenal,
entre un incierto caminar de las almas
que no se extinguen perdidas en llamas;
que no contemplan tu silueta o tu aura.

Cabizbajos los anhelos por un beso del sol,
simulando a la luna un eterno gran amor;
que no niego que la vida es inspiración,
más no intento que el susurro sea un color.

No, no pretendo entre tanta gente encontrar,
alguien que me haga en desiertos mirar el mar;
no espero llamar por su nombre a un abismo
y que amortigüen rosas mi caída en el mismo.

No pretendo encontrar la llave oculta,
que cierre el cofre de la melancolía;
nada tengo, nada anhelo, nada esperaría;
de no ser por una oscura fe difunta.

Amor: que palabra tan estúpida e hipócrita,
que suena demasiado larga para el tiempo,
demasiado corta para el verso incierto;
demasiado viva y excesivamente muerta.

Las cartas, los versos, las miserables orquestas;
todo unido en una lúgubre y maldita fiesta,
que no encuentra la sonrisa que tanto me detesta,
que no busca la sortija que consiguen los profetas.

¡Oh, dulce noche de sangre y de monótona ternura!,
¿Qué tan grandes son los ojos con que me mira la luna?
¡Oh, ingenua pasión de la boca que me tortura!,
Híbrido eclipse de la estrella fugaz más taciturna.

La vida: el excesivo lujo prescindible a cualquier hora.
El gozo: el amanecer de una noche sin retorno.
La agonía: cuando camino por el sendero de mi honra.
La muerte: nada para mi, pintura sin contorno.

Amado ser de inmaculados pensamientos,
de alma noble y de robustos sufrimientos;
ni la sangre, ni la ira, ni inmortales desconciertos
son suficientemente gratos para borrar los momentos.

Amada criatura de mortecina tez y figura,
en tu lejanía nada me importa
día o noche, muerte o vida; amor o desdicha.
Ni pasados, ni presentes; nada, sólo tú.

martes, 18 de agosto de 2009

Noche sin luna.

La noche cae sobre mi cuerpo,
espera sin fin un viejo momento;
tiempo carente de dulce viento,
mimetismo en un cielo crespo.


Quisiera la luna mirar eterna,
entre un laberinto plagado de estrellas,
mas si tan sólo mis ojos mirar pudieran,
más que el vacío que hay en mi pena,
más que los versos de mis mareas;
si sus alas negras a mi le devolvieran.

El frio me robará el último suspirar,
y mi dolor terminará impreso en el final.
Más este instinto de supervivencia animal,
me lleva a un segundo en la orilla del mar.

La noche y el frio, tu fe sin más.
Luna serena, te deseo mirar.
Si tan sólo mis ojos pudieran observar,
algo de esos ojos que volverán jamás.